En un lugar nada lejano, vivían las Orugas que siempre eran Orugas, la verdad que a veces se convertían en Mariposas, pero al rato volvían a ser Orugas.
Como todos sabéis las Orugas no hacen más que alimentarse para convertirse en Mariposas, y estas hacían lo propio, alimentaban su alma, podéis llamarlo espíritu, mente, o como más os guste. Porque este es un cuento que no es un cuento, y cada uno puede cambiarlo según quiera. Porque este es mi cuento, pero quiero que sea el vuestro también.
Lo que hacían las Orugas era aprender todo el tiempo, y cuando aprendían algo importante, les salían unas preciosas alas y podían volar un rato, antes de volver a ser Orugas y seguir aprendiendo. Aprendían con sus Mamás, que también eran Orugas, y aprendían en la escuela de Orugas, de otras Orugas pequeñas y de las Orugas Maestras, también aprendían de las Orugas Abuelos, Amigos, Vecinos...
Pues había una pequeña Oruga que iba a la escuela, le gustaba aprender de la Oruga Maestra, siempre decía "Mi Maestra Oruga es muy guapa, muy buena, y me quiere mucho" En la Escuela de las Orugas, lo que menos le gustaba era salir al patio, porque se sentía insegura, aunque ella nunca había dicho nada, rondaba a su Maestra Oruga, porque esta pequeñina había encontrado en esa Maestra a una Mamá, y siempre le decía a Mamá Oruga: "Las Maestras Orugas son las Mamás de la Escuela, cuando estoy allí yo hago como si mi Maestra fueses tu, porque ella me quiere mucho, como tu".
La Mamá Oruga estaba contenta, sabía que su pequeña estaba feliz. Cuando la Oruguita estaba feliz, la Mamá Oruga abría sus alas y volaba a ratos, porque sentía que había aprendido suficiente para poder volar un ratito, Luego volvía a ser Oruga y seguía aprendiendo de la pequeña Oruga, de otras Mamás Orugas, Abuelos, Vecinos...
Un día algo cambió en el patio, la pequeña Oruga ya no tenía a su Maestra-Mamá Oruga y empezó a sentirse perdida, era una Oruga muy pequeña, aun necesitaba de la Maestra Oruga a la que tanto quería. Ella no sabía explicar lo que le pasaba, lo que sentía, entonces lloraba, lloraba como llora una Oruga. Un día lloraba en el patio, necesitaba a la Maestra Oruga, y decidió salir a buscarla por la enorme escuela, que no era muy enorme, pero como ella era tan pequeñita... Decidida a buscar a la Maestra caminó, sabía donde estaba y ella la necesitaba, sentía miedo pero al mismo tiempo se sentía valiente, caminó por el largo pasillo, que no era nada largo para Orugas mayores, pero si para las Oruguitas más pequeñas. Cuando creía que había llegado, una Oruga Maestra que no era la suya le dijo que no podía estar allí, y como era una Oruga tan pequeña, que tenía una boca también pequeña y bastante miedo, no consiguió decirle que necesitaba encontrar a su Maestra, ella quería, pero su pequeña boca no consiguió decir nada, y dejó que la llevasen de vuelta al patio, y lloró, lloró mucho, y ninguna Oruga, ni grande ni pequeña sabían que le pasaba. Algunas Orugas pequeñas pensaron que quería a su Mamá, la pequeña Oruga con su pequeña boca no podía explicar todo lo que había sentido al caminar por el largo pasillo, que no era tan largo pero a ella se lo parecía, y no haber logrado encontrarse a su querida Maestra.
La pequeña Oruga sintió rabia, miedo, pena, se sintió desamparada, y cada día lloraba mucho, pero no conseguía expresar lo que sentía, y por eso se enfadó, se enfadó mucho con todo el mundo, con su Mamá, son sus Maestras, también con la otra pequeña Oruga que vivía en su casa, su hermana. Como estaba tan enfadada creía que era mejor llorar, porque ella no sabía decir "estoy enfada, me habéis dejado sola y yo necesitaba a la Maestra o a Mamá"
Pero su hermana Oruga era una poco mayor, y ya había desplegado sus alas algunas veces y volado, ella ya sabía cuál es esa sensación en la que las alas se abren, puedes estirarte y volar, volar alto, volar más bajo, volar de un lado a otro, y luego convertirte en Oruga de nuevo, pero una Oruga un poco más grande con boca más grande que ya puede explicar más cosas. Como la hermana Oruga era tan, tan especial, era una Oruga increíble, os lo digo yo que la conocí, era capaz de ayudar a todas las Orugas de casa, en realidad, aunque nadie lo sabía, ella era una Maestra Oruga, que enseñaba a las demás Orugas muuuuchas cosas importantes.
Poco a poco, esa Oruga pequeña pero grande al mismo tiempo, que sabía hacer de Maestra y de Mamá, ayudó a la pequeña Oruga a abrir un poquito más la boca y decir lo que había pasado, cómo se había sentido, y la Mamá Oruga les decía como se llamaban esos sentimientos. Eran sentimientos muy grandes, tristeza, desamparo, ira, miedo, pena... Eran tantos, que resultaba difícil saber cuándo llegaba cada uno. Pero entre las tres Orugas fueron enumerándolos y buscando como afrontarlos. El Papá Oruga, que había estado muy preocupado dijo; "vamos a arreglar esto como lo arreglan las familias de Orugas", ¿sabéis cómo? aprendiendo mucho todos, para poder volar juntos un ratito. Los cuatro fueron a la escuela juntos, algo que no solían hacer, así las Oruguita podía saber que su familia estaba con ella en esto, y en unos días de nada, la pequeña Oruga parecía tener algo de colores en su espalda... eran las puntitas de las alas. Entonces la Oruga hermana mayor, que ya os dije que era una Maestra y también una Oruga con ganas de volar un rato, pensó que si ya asomaban las alitas de la pequeña, ella quería que volasen juntas, y le dijo a la pequeña "si ya puedes estar en el patio sin tu Maestra, puedes hacer muchas cosas sola, ¿qué tal si vamos juntas a la escuela sin Mamá Oruga?, Mamá, ¿nos dejas?, ya sabes que hace tiempo que quiero ir sola a sitios, y yo cuidaré a mi hermana muy bien"
La pequeña Oruga no estaba convencida de esto. Aquella mañana iban a la escuela con su mamá, como siempre, y cuando ya se veía la escuela la pequeña dijo "Mamá Oruga, si que quiero ir con mi hermana, quédate aquí, ya me siento capaz de hacer muchas cosas sola, ahora ya se que no va a pasar nada"
Mamá Oruga dijo que si, por supuesto, porque las Mamás Orugas desean que sus Oruguitas vuelen solas, eso quiere decir que han aprendido cosas importantes. Se despidió de sus Oruguitas, y vio como desplegaban unas hermosas alas,esas alas tenían los colores de las suyas propias y algunos más, según de quién habían aprendido. Las Orugas volaban rápido porque llovía, volaban felices, cogidas de la mano un rato, luego se soltaron y cada una inició su vuelo, un vuelo diferente en la forma, pero igual en belleza. Volaban felices, disfrutaban volando... Y mamá Oruga las miraba orgullosa, sabía que, en este caso, el aprendizaje había sido doloroso, pero importante, debía ser por eso que las alas de la pequeña brillaban mucho y tenían el borde de un color especialmente bonito, el color de la resilencia. El color que indica que has salido reforzada de un momento en el que has sufrido... El aprendizaje más importante es el que te hace mejor Oruga.
La mamá Oruga también voló, en otra dirección, voló de una forma especial, ella también había aprendido algo, algo que no quiso desvelar.
Ni colorín, ni colorado, este cuento no se ha acabado... Porque las Orugas siempre tienen que aprender, y vuelan a ratitos, tooooda la vida es así. Estas Orugas de las que os hablo, son siempre Orugas, sufren muchas metamorfosis, pero ninguna es la definitiva.
Espero que os haya gustado este cuento que no es un cuento, y que me llevó a coser el mandilón que os enseñaba ayer... El de la metamorfosis de la Oruguita.
No tengáis prisas porque las Orugas vuelen, al final todas vuelan cuando están listas, no es necesario que sufran, el alimento de ellas, el aprendizaje, no hay que forzarlo. Muchas veces os habrán hablado de respetar el ritmo de las Orugas, pero a la hora de la verdad, por lo que sea, no siempre se hace, entonces deben sufrir para volar, pero no vale la pena, el vuelo que surge de modo natural es más firme y duradero. Si por lo que sea se fuerza, podremos alegrarnos de que salgan reforzadas y de que disfruten de su vuelo, pero ese sólo es un mal menor, no la solución.
Con Cariño, Mamá Oruga.
He eliminado todos los comentarios de esta entrada porque la cosa estaba tomando muy mal camino. Los he eliminado completamente porque no quiero ni recordarlos; insultos, malas palabras, insinuaciones...
ResponderEliminarEste cuento que no es un cuento, no trata de ser bueno, no soy escritora, no trata de ofender a nadie, no trata de que yo esté encantada de conocerme y me crea mejor que nadie, tampoco es una crítica ni lleva implícita rabia ni nada por el estilo, al contrario, se trata de escribir por el gusto de escribir, de contar una historia que nos ha ocurrido, pero que le ocurre a otras familias. Está lleno de buenos sentimientos y emociones positivas, trata de superarse, de crecer, de afrontar los problemas en familia, LA FAMILIA, que es nuestro pilar básico, nuestra primera escuela, el descanso al final del día. Habla de unas hermanas que crecen juntas y aprenden el valor de la familia, y a ayudarse, apoyarse mutuamente.
Este cuento no habla de una profesora malvada, ni de una niña caprichosa, habla de una profesora que hace su trabajo bien, pero su trabajo a veces implica cambios inevitables, y una niña pequeña que la ama y la necesita y no consigue asumir esos cambios tan fácilmente... Acaso eso no es maravilloso???, que los niños amen tanto a sus maestr@s???
Para mi fue inesperado que se tomase tan mal lo que aquí escribo, y esta vez si me ha hecho daño, la verdad me habéis ofendido, especialmente por como os referisteis a mis hijas. Me sentí muy mal de que alguien se burle así del sufrimiento de mi hija. Y os abro el corazón y si queréis os burláis de eso otra vez, pero aunque soy difícil de insultar, esta vez si me he sentido insultada, y no porque me mandéis a rascar "loquesea" si no porque habéis hablado con muy poco respeto de mis hijas.
Voy a preparar na nueva entrada. Espero que este tema esté terminado porque necesito reponerme de una vez por todas.
Venga, vamos a otro tema... que este puede ir por muy mal camino.
ResponderEliminarNo entiendo a quien puede ofender este precioso cuento!!!
ResponderEliminarEso, a otra cosa Mariposa, u Oruga jajajajaa... Que estamos en primavera y habrá que coser cosas fresquitas ;-)
ResponderEliminarCreo que llego un poco tarde a leer esta preciosa historia. No veo nada malo en ella, no sé porque hay gente que se puede ofender. Para mí es la historia de una familia que se quiere y se intenta ayudar en todo momento. Mira que nos gusta buscarle los cuatro pies al gato!
ResponderEliminarYo todavía hablo ahora, pero no creo que llegue tarde para lo que voy a decir: es una historia preciosa, que te hace sentir y te pone los pelos de punta cuando al leer, relacionas todos esos momentos en que la oruguita intenta volar con tus propios intentos cada día y ni qué decir si además eres una Oruga Maestra, pues te das cuenta de lo importante que es lo que haces cada día. Me parece una historia con un fondo muy importante: que no seamos capaces de hablar en ciertos momentos, no quiere decir que no sintamos emociones ni que todo nos parezca bien, las oruguitas que no hablan también sufren, y sufren mucho más por no expresar lo que sienten, por eso se llora, pero llorar también es una forma de hablar y hay que saber entenderlo, pero claro, para eso hace falta ser una Oruga y no estar siempre volando. Y eso es lo que le pasó a esta pobre oruguita que no encontraba a nadie en su camino que la pudiese entender; así que sólo me queda decir que qué pena pequeña oruga que en todo tu camino de la escuela no te hayas encontrado con nadie que sólo con mirarte ya sabría lo que te ocurría y cómo te sentías, que hubiesen sido suficientes dos minutos de ese recreo para atenderte, comprenderte y mostrarte apoyo y empatía, pero sobre todo, para protegerte, para darte ese abrazo y ese cariño que tanto necesitabas pero que esas Orugas Maestras tan poco veían por lo alto que volaban. Es necesario volar bajo y ser Oruga más veces que Mariposa para poder escuchar, sentir, recordar, atender, olisquear y conocer de la forma más cercana posible a las orugas que te rodean porque sólo así podrás ayudarlas, enseñarlas, disfrutar con ellas y al fin y al cabo, ser una más. Sólo así sabrás lo importante que eres para ellas.
ResponderEliminarPd: la historia debería publicarse en un libro de infantil para que todas las Orugas Maestras pudiesen leerlo en sus escuelas.
Muchas gracias por tu comentario Pajarito!!! Lo has descrito estupendamente. Cuando asumimos que TODOS somos Orugas, todo fluye de otro modo.
EliminarAhora que sabemos de dónde llegaban esas palabras llenas de rabia y odio, podemos reflexionar de otro modo sobre todo lo que aquí ha pasado.
Eva...hay gente que se aburre mucho por estos lares, por suerte son las menos. Yo no entiendo que tiene de malo.el cuento, será.que ese señor, señora o señorita tiene que volver a clase para que le enseñen compresión de textos?
ResponderEliminarMe encanta, precioso cuento que no es cuento.La verdad que si es difícil crecer y doloroso.Yo como mamá oruga que soy ojalá pudiese conseguir que mi oruguita no tuviese que sufrir para echarse a volar.Pero bueno nos tocará sufrir a las dos.
ResponderEliminarY bueno por lo que se ve llego tarde a la polémica pero bueno no alcanzo a entender que se pueda interpretar mal este cuento que no es cuento.