Yo trabajé como monitora de extraescolares, aun no era madre, y ahora volviendo la vista atrás me hace reflexionar más si cabe, desde el punto de vista de madre.
¿Qué se esconde bajo la palabra "monitor"?
Cada vez es más utilizada la palabra monitor en el área de educación, asociada a la enseñanza de actividades extraescolares o de apoyo.
Mi mujer y yo no somos tan mayores (rozamos los 40) para recordar cuando nosotros mismos íbamos a actividades extraescolares y nuestros padres o los profesores del colegio se referían a las personas que, bien en el mismo centro educativo o bien en una asociación de actividades deportivas o de ocio, nos daban clases de baloncesto, de guitarra, de manualidades, de teatro, de tenis, de refuerzo, y los llamaban entrenadores, instructores o profesores.
Eran personas con una preparación y valía en la materia o disciplina que enseñaban y por tanto con una categoría profesional que se respetaba, tanto por los alumnos como por los padres y los profesores de la escuela. Por lo general, los centros educativos o las asociaciones contrataban directamente a estos instructores, profesores o entrenadores.
Hoy en día la proliferación de empresas de actividades extraescolares o de ocio, que contratan por una miseria y por pocas horas semanales a unos monitores de actividades extraescolares (y aquí aparece el dichoso nombrecito de "monitor") ha devaluado tanto los salarios como la categoría profesional de este colectivo. Así vemos diplomados/licenciados universitarios y técnicos de formación profesional (en Educación Física y Deporte, en Biología, en Ciencias de la Música, en Actividades Físicas y Deportivas, en Animación Sociocultural, en Educación Infantil, etc.) que son contratados como “monitores”, con unas condiciones laborales equiparables a las de un aprendiz o de prácticas, pero con la responsabilidad de guiar el aprendizaje de un grupo numeroso de niños/as y velar por su integridad personal.
El salario que perciben va desde los 5€/h a los 10€/hora. Si contamos con que se encarguen de un grupo de entre diez y quince alumnos, a sus padres la hora del “monitor” nos cuesta entre 0’50€ y 1€/hora…(si lo pensasen casi les saldría más a cuenta “hacer de canguros”, al menos sólo se ocuparían de uno o dos niños y cobrarían tranquilamente unos diez euros la hora). Los afortunados monitores que trabajen todas las tardes de la semana a razón de dos horas cada día, pueden cobrar entre 200€/m y 400€/mes. Siendo como es, contrato por obra o servicio, sale al año unos 7 meses de trabajo (de octubre a mayo), de modo que ganan entre 1.400€/a y 2.800€/año…
Sinceramente como familia nos da vergüenza contribuir a esta falta de conciencia y de pudor hacia el trabajo de las personas que velan por lo que más valoramos y lo que más protegemos, como son nuestros hijos/as.
Apuntándolos a clases extraescolares sin cuestionarnos por un momento que, por dos duros que nos cuesta a sus padres, están aprendiendo algo útil no sólo a nivel físico, intelectual y/o cultural, sino a nivel de relaciones sociales, compañerismo y amistad, pero a costa de que haya una persona que igual que nuestros hijos están haciendo ahora, en su momento se formó con unos estudios, se especializó para dedicarse a compartir sus conocimientos con los más vulnerables, los niños/as. Por eso el día de mañana cuando nuestros hijo/as terminen sus estudios y los padres veamos cómo sus trabajos son infravalorados económica y sustancialmente no seamos hipócritas, ya que ahora que tenemos el poder de cambiarlo lo que hacemos es mirar para otro lado, como si el problema fuese de otros. Pues en el futuro afectará también a los de nuestra propia carne. Porque aquí la soberbia de “mi hijo/a es inteligentísimo o estudiosísimo y va para director general”… ya sabe uno lo que ocurre, que si escupes para arriba te acaba cayendo encima…
La responsabilidad es de todos:
· de las empresas de actividades extraescolares (llámense de ocio y tiempo libre o como quiera uno) que quieren ganar hasta el último céntimo explotando a sus empleados;
· de las asociaciones de madres y padres y de las propias familias, que con tal de que sea barato para que nuestros hijos aprendan de todo o estén ocupados por las tardes, nos da igual la explotación laboral que sufren quien les enseña;
· de los propios profesores de los centros educativos, que se relacionan con los profesores de extraescolares como si éstos fuesen de una categoría inferior,…
Así estamos, y están, educando a nuestros hijos, con una bonita escala de valores…, tanto hablar del clasismo y sigue tan fuerte hoy como hace dos mil años.
Seamos coherentes, seamos conscientes, nuestros hijos se merecen que quienes velan por su aprendizaje y por su integridad física estén bien tratados laboralmente, si ellos están a gusto repercutirá positivamente en la enseñanza y el cuidado que reciban nuestros hijos. No nos engañemos, aquí todos trabajamos por dinero, eso de que “el monitor es buenísimo, se vuelca muchísimo porque le gustan tanto los niños/as”, por supuesto, pero también le gusta tener un sueldo digno a fin de mes y una seguridad y estabilidad laboral, como a todos nosotros para nosotros mismos y para nuestros hijos/as en el futuro.
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